martes, 25 de noviembre de 2014

INTRODUCCION

El ser humano es ser social por naturaleza y necesita de los demás desde su nacimiento hasta el final de sus días.  Por ello la convivencia se hace vital para el desarrollo de cada uno, ya que es ella quien moldeara ese ser que desligándose y afianzándose constantemente a uno y otro contexto es quien será el protagonista directo de las sociedades futuras.
En la niñez  empezamos a construir nuestro camino, un camino en donde todo lo que se nos enseñe se ira procesando en nuestra mente, y sabremos como comportarnos social, cultural e intelectualmente, nos iremos moldeando y adquiriendo costumbres y aptitudes convenientes ante cada situación.
Al relacionarnos constantemente con otros debemos socializar, tener un contacto personal, hablar para poder intercambiar conceptos e ideas y así compenetrar, pero ante todo, saber quienes somos, para poder compartir lo que hemos aprendido, nuestros saberes, nuestros principios, costumbres, tradiciones, etc.
El patrimonio cultural inmaterial, se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.
El Proyecto, pretende concientizar especialmente a la población infantil y  juvenil sobre la necesidad de identificar, preservar, conservar, divulgar y proteger el patrimonio cultural, tales como  canciones, bailes, refranes. De igual manera el rescate, reconocimiento y respeto por los Símbolos Patrios, Departamentales y Municipales.
Los valores culturales son primordiales para el desarrollo y apoyan profundamente a las relaciones sociales.
Gracias a la importancia que la Constitución Política le otorga a la cultura y a la participación de la ciudadanía en la formulación de políticas culturales -expresada por ejemplo, en el Plan nacional de cultura 2001-2010-, el sector cuenta hoy con una creciente autonomía y capacidad de convocatoria.
En 1994 la llamada ley 15 reestructuró las políticas educativas del país, haciendo énfasis en que los estudiantes deben ser vistos como  personas integrales que se mueven dentro de un contexto cargado de realidad, que el educador debe considerar esto continuamente para realizar una correcta orientación derivada de procesos que parten de necesidades y que se desarrollan en ambientes de constante crecimiento y construcción bilateral.


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